sábado, 25 de agosto de 2012


PELEAS DE PERROS

Las denominadas peleas de perros consisten básicamente en la lucha entre dos (o más de dos) perros, con el fin de ofrecer distracción y disfrute a los espectadores. Este, muchas veces, mal llamado “deporte” es una actividad sangrienta pues los canes se muerden, desgarran, mutilan y agreden hasta que uno de los dos se rinda o caiga al suelo agonizante. Mientras todo esto sucede los espectadores apuestan dinero por su perro preferido. Debido a la naturaleza violenta de ésta actividad, en la que muchas veces los protagonistas pierden la vida, en muchos países estos sucesos son ilegales.



CRÍA DOMESTICA
Los antepasados de los perros domésticos y de todas las razas, eran los lobos. Estos animales empezaron a ser adiestrados con fines laborales, es decir, se empezaron a domesticar en busca de entrenarlos con el fin de realizar labores diferentes en cada región a la que pertenecieran. Se les entrenó para alcanzar el desarrollo corporal óptimo de acuerdo a las actividades para las cuales eran requeridos.
Al momento de entrenar animales para la lucha el objetivo era formar un perro con una apariencia exterior que impusiese miedo a sus rivales: baja estatura, pesado, ancho, con una quijada que demuestre gran capacidad para morder, ladrido amenazador, además era requisito que se notara su gran musculatura y cabeza grande. No obstante, el físico no era lo único que importaba, pues tenían un requisito sicológico, un carácter temperamental. La meta es criar un perro susceptible a ataques a otros animales. Así es pues, que los canes con gran sentido de protección hacia los seres humanos y con capacidad para luchar con otros animales, pueden ser usados para las peleas de perros.

HISTORIA
De las peleas de perros se tiene documentación histórica de muchas y diferentes culturas, en las cuales se presume que existen desde el comienzo de la domesticación. Los historiadores especulan que la migración humana a gran escala, el desarrollo del comercio y los regalos que se acostumbraban entre las cortes reales de perros valiosos que luchaban, facilitaron la extensión de estas prácticas.
Sabemos que los deportes sangrientos que incluyen enfrentamientos entre animales han ocurrido desde la antigüedad, los más famosos y conocidos fueron en el Coliseo Romano, durante el Imperio Romano. Y desde allí hasta nuestros días vemos como se siguen practicando, legal e ilegalmente.


RAZAS MODERNAS
A medida que pasó el tiempo el hombre realizó muchas selecciones para llevar a cabo posteriores cruces entre los perros, dando lugar a la aparición de nuevas razas que fueron a su vez cruzadas con otras para obtener animales aptos para lucha. Las razas puras como la Bull Terrier Inglés y el Staffordshire Bull Terrier eran populares como perros para la lucha, pero pronto pasaron a ser perros de cebo. Otras razas puras incluyendo el Irish terrier, el Bulldog, Kerry Blue Terrier y el Parson Russell Terrier fueron utilizadas para el control de animales y para diversos trabajos de una granja.



Actualmente los criadores que desean que estas razas se tengan como animales de compañía han tenido que luchar contra el estigma social que reza que cualquier perro utilizado para peleas es agresivo por naturaleza.

IMPACTO EN LA SOCIEDAD ACTUAL
Ahora en pleno siglo XXI la práctica de ésta actividad se ha convertido en una actividad ilegal y rechazada en la mayoría de ciudades y países alrededor del mundo. Las razones para dicho rechazo van desde la salud pública hasta el bienestar animales y se castigan como una falta leve (pago de una multa) o falta grave (delito de cárcel). También en ciertos países ya existen leyes que regulan el entrenamiento de perros para hacerlos agresivos pues se han documentado varios casos de ataques, siendo las víctimas principalmente niños y personas mayores. Debido a su entrenamiento estos animales no controlan su agresividad y atacan directa y rápidamente al cuello y a las extremidades. Cuando suceden estos casos la policía suele tomar muestras de sangre del interior de la boca del animal para demostrar si pertenece o no a la víctima y así corroborar el ataque, pues posiblemente los dueños pasen a disposición judicial.
A pesar de las leyes, la ilegalidad ha sido la reina en muchos países y ciudades. Durante muchos años las peleas de perros fueron ignoradas en muchos de estos lugares por las autoridades que no se preocuparon por detenerlas hasta que descubrieron la relación directa que tenían con otro tipo de actividades criminales y violentas. Las más típicas según las estadísticas incluyen matanzas, chantajes o distribución de droga. Y al igual que en otras empresas criminales, las actividades ilegales se convierten en una parte malsana de la cultura de cada zona. Incluso las autoridades se han mostrado aterradas por las atrocidades que encuentran antes, durante y después del combate, reconociendo además la mala influencia que son para la población infantil pues por su culto a la violencia los niños pueden llegar a pensar que esta es la forma de hacer las cosas y que la violencia es algo que se debe perpetuar.
Las mafias asociadas a las peleas de perros en todos los países nacen principalmente porque ésta es una actividad que mueve mucho dinero al margen de la contribución de las arcas estatales. Según las estadísticas el dinero que se recauda por cada pelea alcanza cifras muy altas; en Europa, y dependiendo de la experiencia y “hoja de vida” de los perros contendores, la apuesta mínima es de 50 euros y el premio mayor puede llegar, como mínimo, a 500 euros por pelea/perro. Por el motivo económico, las peleas de perros son consideradas como una falta cuyo castigo es una multa que debe pagarse al Estado. Sin embargo, por el maltrato animal y las consecuencias sociales, organizaciones de protección y liberación animal han solicitado desde hace algunos años que se señale como delito, lo que supondría penas carcelarias, además de multas y/o trabajos comunitarios para los que sean detenidos por estar involucrados en éste tipo de ilícitos.
En países como España, Francia e Italia el negocio clandestino de las peleas de perros mueve millones de euros, al igual que en Latinoamérica. Y principalmente en América Latina se ha visto asociada ésta actividad al tráfico de animales (exóticos y domésticos) y se sabe que 6 de cada 10 veces que apresan a una banda clandestina, ésta tiene en su poder además de otros perros, gallos de pelea, armas y drogas. 






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